Sunday, April 28, 2013

CONTROL DE ARMAS



 Tragedias donde se utilizan armas de fuego, enlutan constantemente a la nación que constitucionalmente garantiza el derecho a la libertad, desgraciadamente nos estamos acostumbrando a las reseñas noticiosas donde hombres armados hasta los dientes, irrumpen violentamente en lugares públicos masacrando vidas inocentes. Todavía está fresca en la memoria de la nación, el crimen cometido por un jóven tímido, con aparentes signos de perturbación mental, quien disparó varias veces contra su madre, para luego arremeter mortalmente contra 20 niños y 6 docentes de una escuela elemental en una apacible ciudad. Las ráfagas sangrientas provinieron de un fusíl de asalto semiautomático AR-15, versión civil del M-16 utilizado por el ejército de los Estados Unidos. En poder del asesino la policia encontró 2 pistolas semiautomátcas y varios cargadores con 30 balas cada uno. Ante penosos incidentes como este, que estremecen al país, la ciudadanía en emotivas oraciones se solidariza con los familiares de las victimas, las banderas ondean a media asta, Barack Obama, el presidente conciliador, se dirige al lugar de la matanza y hablando como padre de familia y no como mandatario, consuela a la parentela y les dice con voz entrecortada que no están solos en su dolor y que se deben detener estos sangrientos episodios.
 El derecho a poseer armas está protegido por la Constitución en la segunda enmienda sobre las libertades individuales, pero nos preguntamos hasta cuando en nombre del albedrío, armas de alto calibre son vendidas con blandas regulaciones. La poderosa Asociación del Rifle, con un significativo presupuesto, siempre logra frenar medidas que tienden a controlar la tenencia de armas, como el recién finalizado debate legislativo donde se buscaba ampliar la revisión de antecedendes de los compradores de armas de fuego. Ante este revés, Obama en una emotiva rueda de prensa en la Casa Blanca, deploró que el Senado le diera la espalda al país y afirmó que ese era un día de gran verguenza para Washington. Al igual que el presidente, vemos con tristeza los dulces rostros de los niños asesinados y nos asalta la preocupación por la cercana escuela de la comunidad, tememos que en la casa de cualquier vecino se escondan peligrosos arsenales, que por su potencia y cantidad, parecieran no estar dispuestos a la defensa personal, sino a desencadenar una tercera guerra mundial.

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