Sunday, April 21, 2013

MADURO Y EL PAJARITO




En plena campaña electoral, Nicolas Maduro, el presidente ungido por la gracia de Chávez, ya no encuentra en que viga de madera posarse para mantener viva la imágen del desaparecido comandante. Bien sabe el aspirante encargado que al no poder brillar con luz propia, necesita usar la figura del finado como portaviones para poder volar. Durante la etapa final de su enfermedad, el delfín utilizó la compasión para crear una especie de misión lástima y obtener del pueblo la solidaridad necesaria para mantener el poder. Prosiguió luego con la etapa religiosa, aferrandose a los dioses para lograr la sanación de los males que aquejaban al presidente. Al morir el comandante, busca su veneración, lo coloca en un altar, lo asciende a los cielos para que pueda dirigir desde el paraíso los destinos nacionales y mundiales, llegando incluso de la mano de San Pedro a influir en la elección del primer papa latinoamericano. Ahora en su lucha desesperada, a San Hugo, el pájaro bravo de la revolución bolivariana, el águila que no atrapaba moscas, el que no gastaba pólvora en zamuros, el superhombre que volaba con todo y  jaula, lo reencarna en un tierno pajarito que come alpiste. El avecilla se le  apareció al encargado de Miraflores mientras rezaba en una capilla en Sabaneta, se comunicó silbando con el comandante y éste lo bendijo. Maduro, quien anda más perdido que gaviota en Bolivia, afirmó que Chávez voló, voló y sigue volando, pues no le conviene reconocer que a pájaro muerto, jaula abierta.
El 14 de abril, bandadas de esperanzados pájaros democraticos, con un fortalecido Capriles a la cabeza, saldrán de sus nidos a votar, ese día, una jubilosa Venezuela, unida y victoriosa le trinará a los oidos de Maduro, qué tarde piaste pajarito.
 

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