Un nuevo camino recorre de punta a punta la desgastada patria de Bolívar, su vía está sembrada a ambos lados con la fe y la esperanza anhelada después de tantos años de una falsa y despótica revolución. La calzada fue regada pacientemente y con mucho sacrificio con la paz espiritual, la energía y la mesura de un jóven sembrador de ilusiones. La deseada cosecha alimentará a un pueblo cansado de vivir constantemente acechado por el odio, la violencia y el terror de ser emboscado en cada recodo de un peligroso trayecto donde abundan baches y desagradables sorpresas. La senda es larga y ancha como un lozano amanecer, no ha sido facil su diseño y construcción, pero una legión de laboriosas manos colocaron las firmes bases que soportarán el luminoso futuro que se avecina.
La gente dice que todos los caminos conducen a Roma, en Venezuela, las rutas repletas de demócratas, el 14 de abril, encaminaran al país a una nueva era de progreso, felicidad, paz y unión.
Antonio Machado, el genial poeta español nos recuerda que los caminos se hacen al andar, golpe a golpe y con jubilosos versos rebosantes de seguridad y acción como los que Capriles ha sabido entonar.
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