Quiero
felicitar al Nuevo Herald y de manera especial al acucioso periodista Antonio
María Delgado, por el exclusivo reportaje de investigación que demuestra el
vínculo del general de brigada Henry Rangel Silva, ministro venezolano de la defensa,
con el almacenaje y distribución de estupefacientes en instalaciones castrenses.
Lo novedoso del artículo, conocido como
un “tubazo” en el argot periodístico venezolano, es que confirma el extendido
rumor, que el presidente Hugo Chávez conocía las averiguaciones que comprometen
al recién ascendido militar con el narcotráfico. Chávez, quien reiteradamente ha negado las acusaciones, basándose en la inexistencia de pruebas
comprometedoras, describe los hechos
como un nuevo ataque imperialista a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Curiosamente los bienes del
general, depositados en el imperio estadounidense, fueron congelados en el 2008
por el Departamento del Tesoro, por su presunta participación en el tráfico de
droga y nexos con la guerrilla colombiana.Los reveladores documentos expuestos
a la luz pública por el Nuevo Herald, mencionan entre otras cosas, el arresto
de oficiales del ejército, cuando fueron sorprendidos transportando en vehículos
militares, 2.2 toneladas de cocaína. Como
la impunidad está a la orden del día en la nación revolucionaria, los militares
implicados fueron sentenciados, liberados y algunos ascendidos por su patriótico
desempeño del deber. Paradójicamente el general Henry Rangel ha sido condecorado por
su titánica labor en la lucha contra el narcotráfico. Insólitas cosas vemos a
diario en el bizarro país socialista, en lugar de un pase a retiro, los
implicados en este caso disfrutan impunemente de un pase de cocaína.
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