Se veía venir la clausura de la representación diplomática, como una represalia de la cancillería venezolana, por haber sido declarada persona non grata y expulsada del país, la cónsul general venezolana Livia Acosta, funcionaria adscrita al Servicio Bolivariano de Inteligencia. La difusión por los medios de una grabación que la vinculaba a un complot, apoyado por el gobierno iraní, contra estratégicas instalaciones en suelo norteamericano, sirvió de base a la acción emprendida por el Departamento de Estado.
Aparte del daño económico y social que acarrea dicho cierre, al dejar sin servicios a empresarios, estudiantes, turistas y residentes de la Florida, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur, la maniobra representa un golpe bajo que va mas allá de una orquestada venganza contra los Estados Unidos. Para el presidente Chávez es la oportunidad de cerrar el centro de votación más numeroso con el que cuenta Venezuela, con aproximadamente 200.000 venezolanos inscritos en el padrón electoral y con una intención de voto mayoritariamente antigubernamental.
El temor del presidente de perder las proximas elecciones el 7 de octubre, hace de esta reacción, una maniobra bien planificada para restar un importante caudal de votos, que le pudiera cambiar cuantitativamente el panorama electoral que se avecina.
Debemos prepararnos a defender nuestro derecho al voto, arma democrática que nos permitirá sacar a Venezuela del oscurantismo y el retorno de la pacífica estabilidad secuestrada desde hace casi 13 años.
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