Wednesday, July 11, 2012

ADIOS AL SERVICIO POSTAL


                                        
Benjamín Franklin, el prolífico inventor y estadista norteamericano, fue elegido en 1775, primer Director General del Servicio Postal de los Estados Unidos. Dicha agencia fue creada para empalmar la comunicación entre las ciudades ubicadas a lo largo y ancho del extenso país. Con el correr del tiempo el Servicio Postal se ha convertido en una relevante oficina, debido a  su tradición,  historia y sobre todo por la misión social que presta.
El correo postal movilizó más de 175.000 millones de piezas desde octubre del 2009 a septiembre del 2010, pero 3.5% menos que el período anterior, siendo desplazado por la comodidad y rapidez del correo electrónico. Cada vez son más las empresas y los clientes que utilizan la Internet para realizar sus operaciones, lo cual ha colocado al servicio postal al borde de una crisis.  Ante la pérdida de billones de dólares anuales y el peligro de declararse en bancarrota, el correo ha propuesto un servicio más lento, el cierre de 252 plantas procesadoras y 3.700 oficinas, con el consecuente despido de 28.000 empleados, elevar el precio de las estampillas y poner fin a las entregas sabatinas, lo que a nuestro modo de ver sería la estocada final al correo postal.
Ante esta difícil situación, el poder legislativo y grupos de apoyo de la sociedad civil, intentan a toda costa evitar el cierre definitivo de este servicio. La despedida de los buzones callejeros está próxima, preparémonos para decir adiós  al género epistolar, les tocará a las generaciones futuras leer las cartas manuscritas que estarán guardadas en los baúles del recuerdo. Esas misivas perfumadas con gardenias, servirán como referencia histórica de una época en la cual eran el medio preferido para comunicarse y cumplían una función cultural.  Cuando sean releídas, la nostalgia sellada con la rúbrica de la persona amada, recorrerá las páginas desvaídas y en el viejo tocadiscos  del ático, la voz de Alfredo Sadel interpretará:  “ Son tus cartas mi esperanza, mis temores y alegrías, y aunque sean tonterías, escríbeme, escríbeme.”      







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