El 26 de diciembre de1960, en tiempos de regocijo cristiano
por el nacimiento del niño Jesús, se inició un éxodo masivo de niños que
partieron sin acompañantes adultos de La Habana rumbo a Miami. La operación
bautizada Pedro Pan, por la obra de teatro de James Matthew Barrie, estrenada el
27 de diciembre de 1904, se prolongó hasta 1962 con la movilización de más de
14.000 infantes. Dicha operación coordinada por el Gobierno de los Estados Unidos,
la Iglesia católica y los cubanos en el exilio, tenía como objetivo librar a la
niñez de las garras del maleficio comunista del perverso “Capitán Garfio”
caribeño.
Al llegar “Los Niños Perdidos de la Isla” a “La
Tierra del Nunca Jamás”, fueron recibidos con regocijo por sacerdotes,
familiares, amigos de los padres y por “Campanita”, el hada madrina que personificaba
de manera admirable la añorada libertad.
El
15 de diciembre de 2017 y emulando el patrón de esta operación navideña, la ONG
Unión Venezolana en Perú, planeó un vuelo chárter para reunificar a unos 130 niños
con sus padres que ya se encontraban exiliados en Perú. “Wendy”, la niña buena de
la obra y los hermanitos que organizaron el traslado humanitario de los menores
hacia Lima, fueron imputados por el régimen venezolano por trata de personas,
asociación para delinquir y documentos públicos falsos, el vuelo fue cancelado
y los atribulados niños vivieron horas de angustia al ser retenidos y sus
pasaportes anulados.
El 28 de diciembre de 2017, Día de los
Inocentes, recordaremos con rabia y dolor a estos niños mártires que, en una
fallida Operación Pedro Pan, fueron violentamente arrebatados a sus padres, por
orden de Nicolás Maduro, el brutal Herodes venezolano.
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