Thursday, September 8, 2011

AVE CESAR , AVE CHAVEZ


Luego de una corta estadía en el imperio cubano, el emperador venezolano sorpresivamente llegó a suelo patrio. Al bajar de la nave saludó y recibió complacido el saludo de las centurias. Miró detenidamente a los ojos de cada integrante de la legión que lo esperaba, buscando a los Brutus que lo hubiesen podido traicionar en su ausencia. Los patricios sonrieron y bajaron las cabezas en señal de respeto y sumisión. Autoritariamente pidió y revisó el arma de un centurión y satisfecho con la requisa esperó la genuflexión de los jovenes vestidos de blanco. Sus voces rompieron el silencio del momento: Salve, salve, oh emperador, los que van a morir por ti te saludan.
Al verlos arrodillados ante el emperador sentí verguenza ajena y pensé en los gladiadores romanos saliendo a la arena del circo a entregar sus vidas.
Recordé también a Nerón, emperador músico, cuyo mandato se asocia comúnmente a la extravagancia y tiranía, de quien se dice cantaba acompañado de su lira mientras Roma ardía.
Al terminar la recepción el emperador se dirigió a palacio cantando rancheras mientras los plebeyos del imperio venezolano se consumen envueltos en las llamas de la violencia, la inflación, el desempleo, la inseguridad, la corrupción y el desabastecimiento.

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