En mis años mozos actué
en la obra de teatro “Los árboles mueren de pie” del dramaturgo español
Alejandro Casona, drama-farsa dirigida por Domingo Tomás Navarro, fundador del
Teatro Popular Maracaibo y cuya impecable puesta en escena obtuvo el
reconocimiento de la crítica local. Sirva de introducción este montaje teatral
para lamentar la desaparición física de la gigante secuoya, conocida como “La
Cabaña del Pionero”, árbol icónico de los bosques californianos y referencia
turística a nivel mundial.
Natural
del Parque Estatal de Calaveras, la longeva maravilla natural con una altura de
85 metros, 10 metros de base y una edad calculada en miles de años, no resistió
una fuerte tormenta que azotaba California.
Hace
130 años en su base fue perforado un túnel, el cual permitía atravesarla
caminando y tiempo atrás se podía conducir vehículos a través de ella.
La gran secuoya
llevaba tiempo muerta y como la abuela, personaje principal en la obra de
Casona, antes de caer el telón se despide con un parlamento que alude el nombre
de la pieza teatral: “Que no me vean caída. Muerta por dentro, pero de pie.
Como un árbol”.
Los
restos de la secuoya, en este sentido adiós no serán recogidos, permanecerán en
el sitio de su muerte, como muestra de admiración y respeto a la madre
naturaleza.
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