Para quienes dudaban
que en Venezuela se había instaurado una dictadura alimentada por el castro
comunismo, para aquellos que mantenían viva la esperanza en un diálogo que
restituyera la democracia secuestrada, para los que tenían la ilusión de unas
elecciones libres y sin resultados amañados, para ese pueblo reprimido que soñaba
con vivir un día sin hacer interminables colas, con pan para alimentar el
cuerpo y medicamentos para sanar las heridas infligidas, para los que
aguardaban que las cárceles abrieran sus puertas para devolverle la libertad a
los presos políticos, para los desesperados ciudadanos que no pueden expresarse
libremente, que hurgan en los basureros el alimento familiar, para los que han
perdido seres queridos asesinados por el hampa desbordada, para los que han
perdido la fe, la esperanza y claman por paz, para los que confiaron que una
revolución les daría felicidad suprema, para los desesperados que abandonaron
la patria en busca de un futuro promisorio sin saber si algún día regresarán,
para los que se encuentran atrapados, confundidos y enterrados por un régimen
corrupto y una inflación galopante, para todos los venezolanos que han optado
por la heroica tarea de resistir, para aquellos que saben que la usurpación
ilegal del poder legislativo ha sido excesiva, para el bravo pueblo que no se
amilana ante este golpe de Estado, para todos aquellos que haciendo uso del
principio de acción y reacción, devolverán de manera contundente esta nueva afrenta con una ofensiva rápida y
enérgica, para todos los hombres y mujeres de buena voluntad va este urgente mensaje
de contragolpe desde el exilio.
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