Aparte de enfocarse en obtener el mayor número de
medallas en los juegos olímpicos, los paises que compiten procuran que los
uniformes de sus delegados reflejen la imágen y los colores de la nación que
representan. Los grandes íconos de
la moda y empresas costureras transnacionales están presentes en Londres 2012.
Italia seleccionó a Giorgio Armani y Prada, Corea del Sur a Bean Pole y Fila,
Canada a The Bay, los uniformes de Francia fueron elaborados por Adidas, los de
Uruguay por Everlast, mientras que el diseño exclusivo de la delegación
jamaiquina recayó en Cepella Marley, hija del fallecido cantante Bob Marley. La
polémica está latente en algunos diseños presentados, como el de Stella
McCartney, hija del renombrado músico Paul McCartney, quien fue duramente
criticada por haber eliminado casi por completo el color rojo de la Union Jack,
la célebre bandera británica. El género en el color de los uniformes alemanes
fue juzgado como un proyecto sexista-infantil, pues se usó rosado para las
mujeres y azul celeste para los hombres. El nacionalismo afloró en el diseño de
México al ser incorporados elementos de la cultura Maya. La empresa Bosco Sport
confeccionó en Rusia un antiestético uniforme para España, mientras en la
nación existe una alta taza de desempleo. En Estados Unidos la puntada profunda
la dió el diseñador Ralph Lauren, ampliamente conocido por su linea Polo. El
sobrio diseño de sus uniformes encendió al congreso cuando algunos legisladores
se enteraron que los uniformes fueron manufacturados en China. Como protesta,
el senador Harry Reid instó a quemarlos. En China la prensa oficial Xinhua
preguntó si Reid quemaría los productos foráneos que él usa a diario. En plena
carrera con obstáculos a la presidencia estadounidense, los candidatos Obama y
Romney, se acusaron mutuamente de la transferencia de empleos al extranjero,
mientras los millones de estoícos desempleados, que no pasan de moda, siguen
portando sus llamas olímpicamente.
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