Los rojos juntaron sus ejércitos para la batalla y se armaron hasta los dientes aspirando perpetuarse en el poder. Montado en su carroza salió del campamento el paladín, quien era gordo, blindado, hablador y autoritario.
Y parándose dio voces en cadena nacional: Escojed de entre vosotros a un majunche burgués, capitalista cochino, para que venga contra mí, dijo con grave voz. Y todos los que veían aquel hombre huían de su presencia y tenían gran temor. Y aquellos que estaban unidos por la democracia también se juntaron y eligieron un candidato único para salvar al país. Y cuando Goliat vio a David se burló de él y le tuvo en poco, porque era jóven, inteligente, descendiente del libertador, de buen parecer y no portaba armas. Pero David quien era un unificador por naturaleza, astutamente le ignoró y colocándose su gorra tricolor, inició su recorrido por los caminos de la patria, visitando lugares que ningún político osó pisar antes. En esos parajes recogió como piedras lisas del arroyo los anhelos de un pueblo desgarrado y los puso en el fondo de su corazón. Aconteció que el lider supremo se levantó de su lecho de enfermo y echó a rodar para ir al encuentro con David, mas el sagaz aspirante se dio prisa y subiendo puntos en las encuestas, corrió a laselecciones del 7 de octubre. Y poniéndo David su mano en el corazón, sacó de allí los millones de votos recogidos en su incansable caminar y los vertió sobre la frágil, prepotente y cansada humanidad del contrincante. Y desde entonces en la memoria de la democracia venezolana quedó grabada para siempre, como el día que el pequeño y desarmado David venció al gigante desalmado con pies de barro llamado Goliat.
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