Monday, December 5, 2011

EL CRUEL DESTINO DE PLATERO

                        


                               
                                 “Esta fabulilla salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad.”
                                             De la fábula “El burro flautista” de Tomás de Iriarte.
                                          

El burro, noble animal doméstico, ha sido utilizado desde tiempos inmemoriales para llevar cargas, tirar de carros y transportar personas. Es injusta su reputación de terco y bruto, ya que contrario a los humanos, es sumamente difícil forzar a un burro a que realice algo que vaya en contra de sus intereses, sino pregúntenle a Pinocho, quien por mentir terminó con la nariz crecida y con largas orejas de burro al querer vivir sin esforzarse en la isla del placer. Cuando niño recuerdo estribillos que eran tarareados a aquellos que no estudiaron la lección, “ No sabe, no sabe, tiene que aprender, orejas de burro le vamos a poner” o “A e i o u, el burro sabe más que tú”. En los Estados Unidos el burro simboliza al Partido Demócrata, eterno rival del elefante del Partido Republicano, mientras que los Yankees de Nueva York tienen a un mulo, animal hibrido de fuerte bateada, resultado del cruce entre una yegua y un burro.
En la literatura el jumento está presente en las fábulas de Esopo y en el Quijote de la Mancha se le menciona como la cabalgadura de Sancho Panza llamada Rucio, por la textura de su piel.
En la iconografía cristiana, un asno en un pesebre de Belén, fue testigo del nacimiento de Jesús de Nazaret y un Domingo de Ramos, Jesús, montado en un burro entró a Jerusalén donde fue recibido con palmas.
El refrán “Cada burro apechuga con su carga”, viene de perlas en el conflicto armado que se desarrolla en la frontera de Somalia y Kenia. En Somalia, aunque usted no lo crea, están prohibidas las concentraciones de burros por sospecha de terrorismo, El ejercito keniano asegura que los pollinos son utilizados para transportar armas y material explosivo por el grupo Al Shabad, lo cual constituye una amenaza para la población y los cooperantes que se encuentran en la zona en conflicto. Como esta acción es considerada un acto de guerra, el ejército de Kenia, disparará a los burros que crucen la frontera cargados y penetrará en Somalia para disolverlos.
“Matar un burro a pellizcos”, no es lo que están haciendo los vigilantes del Parque Estadal Big Bend en Texas. La política oficial contra los borricos que de manera ilegal cruzan la frontera desde México, es sacrificarlos a tiros, pues consideran que los destructivos burros silvestres que vienen como intrusos desde el otro lado del río Bravo, son una amenaza para las especies nativas. Esperamos que las cercas electrificadas propuestas en la frontera detengan el flujo de estos inmigrantes ilegales. Cualquier parecido con casos de la vida real, es mera coincidencia.
El escritor español Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura en 1956, en su obra cumbre “Platero y yo”, recrea la vida y muerte del burro Platero en una hermosa narración lírica. A él dejamos el final de esta cruel leyenda, suerte de elegía andaluza.
“Encontré a Platero echado en su cama de paja. Fui a él, lo acaricié hablándole y quise que se levantara. El pobre no podía…El caso es que a mediodía el pobre de Platero murió…Y yo le preguntaba a la tierra: ¡Platero amigo! ¿Te acuerdas de mí?”.
















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