Thomas Alva Edison, el empresario y prólifico inventor estadounidense con miles de inventos patentados, debe estar inquieto en su tumba ante la lucha que se avecina. En vida, le tocó batallar con sus competidores por la patente de las lámparas incandescentes. Ahora, 80 años después de su muerte, un enconado enfrentamiento gira alrededor de uno de los inventos más utilizados a nivel mundial, el bombillo, diseño patentado por él hace más de 130 años.
En Washington D.C comenzó la pugna entre un grupo de congresistas conservacionistas que abogan por una ley que prohiba la fabricación y venta de los tradicionales bombillos incandescentes, facilitándole el mercado a los bombillos de bajo consumo, ahorradores de energía. En el otro bando están los congresistas conservadores que se oponen a que el gobierno decida que tipo de bombillo deben usar los consumidores. A la contienda se suma Texas,convirtiéndose en el primer estado en rechazar el intento legislativo de prohibir el incandescente, al considerar la propuesta una excesiva regulación federal. Ante la situation planteada el gobernador tejano declaróque los bombillos hechos y/o vendidos sólo en Texas, por no estar invo-lucrados en el comercio interestatal no están sujetos a una ley federal.
Al frente de la batalla se unen los ejércitos ambientalistas, quienes plantean que los bombillos ahorradores contienen mercurio y que por ser altamente contaminantes, requieren de un reciclaje especial.
La guerra de intereses está declarada y por los vientos que soplan el incandescente de Edison lleva las de ganar por un tiempo, puesto que el factor económico, crucial en los combates está presente en está disputa; paradójicamente los bombillos ahorradores de energía son más costosos mientras, que los derrochadores bombillos incandescentes son 8 veces más baratos.
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