En la conmovedora novela “Fahrenheit 451” del escritor norteamericano
Ray Bradbury, la cultura es perseguida por inquisidores que queman los
libros, porque según ellos el leerlos causa angustia a las personas
impidiéndoles ser felices.
Mientras el papel ardía en las bibliotecas a 451 grados, el pueblo comenzó
a memorizar clandestinamente los libros para que no se perdieran sus
contenidos y de esta manera ser portavoces del conocimiento a futuras
generaciones.
Ante la crisis presupuestaria el alcalde del condado de Miami-Dade
propone una dura medida, propia de alcaldes fuertes: cerrar 13 bibliotecas
públicas de una institución cuya labor educativa, formativa y de entre-
tenimiento para toda la familia, abarca los 4 puntos cardinales del
condado con 49 eficientes sucursales. Irónicamente el sistema de
bibliotecas está cumpliendo 40 años de fundado y su trabajo ha sido
reconocido a nivel nacional e internacional por su nivel de excelencia.
Como la comunidad no piensa quedarse de brazos cruzados ante este
atentado al pensamiento, los ávidos lectores comenzarán a memorizar los
libros, columna vertebral de las bibliotecas, para trasmitirlos oralmente
frente a los locales cerrados. Espero que no me toque el “Ulises” de James
Joyce o el “Quijote” de Miguel de Cervantes, pues mi memoria fallaría ante
estas voluminosas joyas de la literatura universal.
A mí, ojalá y me toque Blancanieves y los siete enanitos. Me encanta la literatura erótica. Por supuesto que estoy de acuerdo con cerrar bibliotecas públicas ya que es la forma más eficiente para reducir el presupuesto del Miami Dade County. Y por supuesto que nada mejor que cerrar aquellas ubicadas en barrios de clase obrera y de bajos recursos como es el caso de la mayoría de las 13 bibliotecas a las que se les quiere dar guiso.
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