Yo, Edwin Villasmil
artista, educador y activista, radicado desde el 2004 en Miami, capital del exilio
latinoamericano. Considerado por los que sigo llamando mis amigos, un gusano y
una escoria de la pequeña burguesía derechista. Considerado como lo dije en la
ciudad de Nueva York, el 10 de octubre del año de gracia de 1974, amante del
plástico, súbdito de una máquina expendedora de Coca-Cola y agente secreto de
su majestad imperial. Considerado por mis otros amigos, un hombre libre y
creyente del poder supremo del pueblo y enemigo de los regímenes autoritarios y
opresores, bien sean de derecha, izquierda o ambidiestros. Considerado en
Venezuela, durante aquellos tiempos de felicidad suprema, Gobernador Cultural
del País Imaginario Venezolano, con sede del poder fantástico en la ciudad de
Nueva Segovia de Barquisimeto y con una embajada alucinante en Nueva Zamora de
la Laguna de Maracaibo. Con pleno uso de mis facultades físicas y mentales y
próximo a mis siete décadas de grata y laboriosa existencia, me declaro tolerante
demócrata empedernido y creyente de un verdadero ser supremo todopoderoso y no
en ídolos con pies de barro.
Publíquese (o postéese)
el presente manifiesto en las expresas redes sociales y sin testigos
presenciales que puedan dar fe de lo antes expuesto. En Miami a los 21 días del
mes de diciembre de 2016.
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