John Gleen, un aviador,
ingeniero, astronauta y senador norteamericano, acaba de realizar, a los 95
años de edad, su último vuelo sideral.
En 1962, en plena guerra fría,
se convirtió en el artífice de la carrera espacial estadounidense al darle tres
veces la vuelta a la Tierra, en 4 horas, 55 minutos y 23 segundos, a bordo de
la nave Amistad 7, del proyecto aeroespacial Mercurio.
Un
año antes el cosmonauta soviético Yuri Gagarin, orbitó la tierra en la nave
Vostok, lo cual llevó al gobierno de los Estados Unidos a invertir en los
programas hacia el espacio exterior del planeta, para superar el notorio avance
de la Unión Soviética.
Al
regresar Gleen de su histórico viaje, fue recibido con honores, parecidos a los
que tuvo el aviador Charles Lindbergh, tras haber cruzado el océano Atlántico
en 1927, piloteando El Espíritu de San Luis.
En
1998, con 77 años a cuestas, la NASA envía a Gleen por segunda vez al espacio
en el transbordador Discovery, con el fin de estudiar los efectos de los vuelos
en personas de la tercera edad.
El 8 de diciembre del año en curso, el astronauta John Gleen, pionero de
los viajes al espacio, partió rumbo a la eternidad a bordo de un cohete no identificado. Como homenaje póstumo, una
multitud congregada en la plataforma de lanzamiento, siguió el ascenso del
héroe. Era su tercer y último vuelo aeroespacial, esta vez al otro lado del
mundo.
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