Los pequeños monstruos
que caben en un bolsillo, vuelven de nuevo a conquistar el panorama lúdico mundial,
haciendo que se disparen las acciones de sus creadores en la bolsa de
valores.
Esta vez los divertidos seres de
Pokémon Go, incursionan en la realidad virtual aumentada y no como en las tarjetas
coleccionables, las películas animadas o los coloridos juguetes que surgieron
en Japón en los años noventa. Este exitoso video juego ha cautivado la mente y
el cuerpo de una legión de cazadores, quienes solamente necesitan un dispositivo electrónico
inteligente con su respectivo geolocalizador y el entusiasmo para salir a capturar
en lugares públicos el mayor número de graciosos y elusivos personajes del
imaginario mundo digital. A sus emocionados jugadores se les ve comportarse
como autómatas, caminando desprevenidos por avenidas, manejando riesgosamente
en autopistas, irrumpiendo en propiedades, perdiendo la privacidad al dar sus ubicaciones
en tiempo real, lo cual pone en riesgo a niños, si esa sensible información cae en manos de pedófilos.
Los ludópatas anuncian que el
jugar es beneficioso, pues tienen la oportunidad de interactuar con otros
seguidores y que los hacen menos sedentarios, ya que les da la oportunidad de
tomar por asalto la ciudad y el campo. No obstante a diario surgen espacios que
las autoridades piden sean respetados
por razones de seguridad, así como las iglesias, cementerios y monumentos
dedicados a honrar la memoria colectiva.
En el Medio Oriente hay una
fuerte polémica por la aparición de Pokémon Go, en esa región estiman que es dañino
para la mente de los niños, pues los incita al juego creándoles una adicción comparada
al licor.
En
Venezuela, uno de los países más violentos del mundo, el régimen pidió abrir un
debate sobre la nociva presencia del juego, según Nicolás Maduro, la realidad
virtual es la cultura de la muerte armada, el culto a la maldad que implanta el capitalismo y vinculó a
Pokémon Go con las tácticas que indujeron a jóvenes a incorporarse en los
recientes ataques terroristas en Europa. De ser cierta esta alucinante
conjetura, ya veremos al Estado Islámico sembrando el pánico de la mano del
tierno Pikachu.
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