El ecosistema acuífero del
sur de la Florida atraviesa en estos momentos por una delicada situación. Desde
hace tiempo la contaminación ambiental está creando un serio problema al lago
Okeechobee. Sus aguas están saturadas con
nitrógeno y fósforo, fertilizantes utilizados profusamente en los campos
agrícolas y cuando para evitar una inundación, se abren las compuertas de la
represa, la corriente sigue su curso contaminante por canales, ríos y estuarios
hasta desembocar al mar. A su paso el agua poluta va dejando una catastrófica estela
de espesas y mal olientes algas tóxicas, lo cual acarrea serios problemas no
sólo a la salud sino también a la economía, la fauna y el turismo.
El gobernador Rick Scott, quien una vez declaró
no ser un científico, se ha negado a reconocer que la mano del hombre es la
principal causa de contaminación ambiental, pero ante esta delicada realidad de
algas verdes, ha tenido que decretar urgentemente un estado de emergencia.
El cambio climático, expresión prohibida en
las comunicaciones de la gobernación estatal, está deteriorando los arrecifes
coralinos floridanos, quienes se están decolorando
y desintegrando a pasos agigantados.
Esa
hermosa maravilla de la naturaleza es una barrera protectora contra la
embestida de los fuertes oleajes, tormentas y huracanes, protegen el desgaste
de las costas, sirven de refugio para variadas especies marinas y por su
atractiva gama de colores incitan la recreación y el turismo.
El calentamiento global ha
afectado con altas temperaturas las aguas de la bahía de la Florida, esto
aunado a la prolongada sequía en el 2014 y 2015, la salinidad del mar, la presencia de
nutrientes altamente tóxicos y el extenso
desarrollo urbano, han hecho que las extensas praderas de hierbas marinas se
estén secando. Estos herbazales subsisten en aguas costeras poco profundas y
ayudan a estabilizar los sedimentos y sirven de refugio y alimento a los seres
vivos de la zona.
Es
muy difícil reparar el deterioro ocasionado, pero se hace necesario armonizar
la futura conservación de toda la diversidad de vida acuática que crece en el
ambiente natural de la Florida, con el impetuoso progreso humano.