VIDA DE PERROS

La manera como vive el mejor amigo del hombre, depende de alguna manera de cómo vive su amo. Como soy un “perro viejo”, algunas veces me ha tocado vivir como tal, llevando a cuesta una dura “vida de perro”. Afortunadamente no siempre he vivido en la penuria y por momentos he sido yo quien ha “soltado los perros” y en más de una oportunidad me “ataron con longaniza”, pues en aquel entonces “no tenía perro que me ladrara”. El fenomenal Charles Chaplin dirigió y protagonizó en 1918, un cortometraje mudo titulado Vida de Perro, en la película, el vagabundo Charlot roba comida para poder sobrevivir y salva a un “perro callejero,” quien al final le dice entristecido, “a otro perro con ese hueso”.
La vida del animal más fiel al hombre está también supeditada al lugar donde vive, un can en la China debe cuidarse para no “morir como un perro” y terminar guisado, mientras que en Vietnam los dueños de perros se enfrentan a muerte con los ladrones de canes, quienes buscan convertirlos en “perros calientes”. Pero la vida de un perro varía también con la cultura y el grado de desarrollo del país donde habita, por ejemplo el nivel de vida de los caninos en los Estados Unidos supera con creces al de muchos países, basta con ver a los “perritos falderos” en los comerciales por televisión o entrar a un supermercado para darse cuenta de la cantidad de productos dirigidos al bienestar de los perros. La salud y el arreglo está garantizado con periódicas visitas al veterinario y centros estéticos, así como el entrenamiento por parte de especialistas, también es normal notorias excentricidades como ropa de marcas, hoteles 5 estrellas con televisores pantalla plana, piscinas, juegos, masajes, sauna y en caso de depresión, consultas sicológicas y si la muerte lo sorprende, coronas y lápidas en hermosos cementerios, son algunos de los selectos servicios ofrecidos a los miembros familiares de cuatro patas.
Hasta en la política la presencia de los nobles animales se hace sentir. En San Francisco, California, ciudad donde hay un estimado de 150.000 perros comparados con 108.000 niños, el voto canino puede inclinar la balanza en las elecciones para la alcaldía. Con consignas como: “yo tengo un perro y yo voto” o “ladra en el parque”. DogPac, un comité de acción política, conjuntamente con la Asociación de Propietarios de Perros, buscan a través del voto canino cambiar el juego político y elegir a los representantes municipales que garanticen las mejores leyes y políticas para los perros de la ciudad. Como para la oposición, representada por los dueños de gatos, “perro que ladra no muerde” en este “ataja perro” electoral, claramente escucharemos con un “humor de perro” “la voz del amo”, enfrentada a los maullidos y ronroneos de Silvestre, el Gato Félix, Garfield y Don Gato y su Pandilla, felinos que intentaran “meter gato por liebre” en las urnas de votación. Esperamos que esta dura contienda electoral no termine “como perros y gatos” tal como acostumbran los políticos de nuestro condado.