Sunday, November 20, 2011

NUEVAMENTE BAJO EL MISMO TECHO



Los rasgos, caracteres y peculiaridades de una familia varían de acuerdo a los patrones culturales del grupo étnico a la cual pertenece. Para los anglosajones es normal que cuando los hijos alcanzan la mayoría de edad, culminan sus estudios universitarios o logran su estabilidad económica, aupados por los padres, abandonan rápidamente el nido hogareño. Al alejarse, generalmente a grandes distancias del hogar, las reunificaciones se dan en días festivos o de luto familiar. Al llegar a la vejez los progenitores terminan sus días en hogares de cuidados 5 estrellas y otros con menos suerte o dinero son abandonados en asilos carentes de estrellas y afecto. Para nosotros los latinos, la salida del hogar es dificultosa y a veces imposible y cuando logramos partir, procuramos que nuestra mudanza sea en el mismo edificio, calle o barrio de nuestros progenitores y el sólo pensar en internarlos en una residencia para ancianos, cuando comienzan a mascar el agua, implica largas discusiones familiares, con rompimiento de lazos fraternos, llantos, gritos y retiro de la palabra a quien se atreva a secundar semejante propuesta. Nuestra idiosincrasia nos hace vulnerables a honrar a los viejos en su casa hasta después de muertos. Pero algo está sucediendo a raíz de la crisis económica global. El desempleo, las hipotecas y los altos intereses, están golpeando fuertemente a los núcleos familiares. Los hijos al perder sus casas, por no poder honrar las deudas, están pidiendo refugio en el hogar que dejaron tiempo atrás, hasta que las condiciones mejoren. Los padres a su vez buscan desesperadamente amparo, cuando la situación económica los ponen con el agua al cuello. El reacomodamiento es difícil, pues cada familia no podrá imponer su estilo de vida en ese cobijo. Ante esta difícil situación, una empresa constructora en California, está edificando hogares multigeneracionales que les permitirán a los núcleos familiares reagruparse con relativa autonomía. El diseño incorpora a la casa principal una más pequeña con cocina, baño, dormitorio y entrada independiente. Es como una casa en la casa, con la fortuna de no toparse con los suegros a cada momento o soportar las pataletas de los nietos cuando no quieran bañarse, comer los vegetales o irse a la cama temprano. Este cercano vivir me recuerda a una pariente lejana que ante una situación parecida exclamaba a los cuatro vientos, en esta casa vivimos juntos pero no revueltos.

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