Friday, October 7, 2011

BANCOLCHON



Pareciera que los bancos nacieron sin corazón en el pecho. En época de crisis económica, el gobierno federal les inyectó fuertes sumas de dinero, para sacarles los pies del barro cuando estuvieron a punto de cerrar sus puertas, pero una vez restablecidos, con sus arcas abarrotadas, cierran el flujo de salida, niegan los créditos y para colmo de males nos castigan con exigencias para recuperarse de las nuevas regulaciones.
Como mi lealtad a estos establecimientos de lucro sin fin, no es a prueba de golpes, cada vez que me pegan, huyo rapidamente a otro banco. De esta manera corrí, cuando me obligaban a realizar un depósito directo de 500 dólares mensuales, a gran velocidad busqué otro , y en él estuve hasta que me amenazaron con cobrarme por los cheques y cuando pensé que estaría tranquilo con el que estoy ahora, me entero por los medios de comunicación, que ahora debo pagarles 5 dólares mensuales por el uso de la tarjeta de débito.
Dado que el pez grande se come al chico, los bancos más poderosos, los mismos de la debacle de Wall Street, estan absorbiendo a los pequeños bancos locales, que generalmente ofrecen mejores condiciones para los clientes de a pie, que como yo tenemos huecos en los bolsillos.
Mientras sigo corriendo por las calles de Miami, esquivando los golpes financieros, los manifestantes en Nueva York se apoderan del puente de Brooklyn, ruedan por el bajo Manhattan ocupando los alrededores de Wall Street, para protestar por el ansioso y excesivo apetito de bienes y riquezas de los entes rectores de la economía. Como ya me estoy cansando de esta loca carrera y como no tengo quien me ampare, detendré esta galopada y al no tener otra opción, usaré mi desvencijado colchón como cajero automático, tal y como lo hacían nuestras abuelas.

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