Thursday, June 30, 2016
EL ANGELITO QUE QUERÍA VIVIR
Se llamaba OliverSánchez, tenía 8 años cuando se fue al cielo víctima de un cáncer fulminante. Oliver era estudioso, alegre y travieso como los niños de su edad, le gustaba la música, bailaba, tocaba tambores y quería;ser bombero. Oliver, el pequeño contestatario, buscando en vano la solución para su mal, escribió en una pancarta que quería curarse, que anhelaba paz y salud y la exhibió valientemente en una concentración. Oliver, el chiquillo que falleció tras luchar inútilmente por conseguir medicinas para su tratamiento, era una inocente criatura, como tantas otras que mueren habitualmente en Venezuela por falta de medicinas y atención adecuada.
Mientras los angelitos continúan elevándose, Luisana Melo, la ministra de salud, tiene el descaro de informar que no hay escasez de insumos, que los venezolanos son los que consumen de manera irracional la mayor cantidad de fármacos en el mundo.
Maduro por su parte anuncia que activará el motor farmacéutico para producir las medicinas que realmente necesita el pueblo, que exportará el excedente y que no permitirá la ayuda de la comunidad internacional'
Douglas León Natera presidente de la Federación Médica, denuncia que el aparato productivo está paralizado pues no hay entrega de divisas al sector y existe un duro control de las importaciones, que la escasez de fármacos y material médico es del 85% y que 8 de cada 10 medicamentos no pueden ser encontrados en el país.
El agonizante pueblo en su desespero recurre a brebajes y pócimas como remedios caseros y en el cajón familiar de las medicinas es normal encontrar ajenjo, árnica, berro, culantrillo, diente de león, hinojo, ruda y la sábila que utilizaban nuestras abuelas con fines curativos o preventivos. Desgraciadamente las infusiones, cataplasmas y compresas no combaten el agresivo flagelo del cáncer en los angelitos.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment