En Venezuela no se puede
opinar y el que ose contradecir esta medida, será enjuiciado por las serviles
autoridades judiciales, obedeciendo el mandato de Nicolás Maduro, el prepotente
mandatario. En la nación bolivariana está terminantemente prohibido emitir
opiniones sobre la crítica situación que oprime al país, por
ello no se permite mencionar, desabastecimiento, inseguridad, corrupción y
mucho menos derechos humanos. Recientemente en cadena nacional, Maduro amenazó
con encarcelar sin juicio ni misericordia a aquellos terroristas financiados
por el imperio, que se atrevan a opinar sobre la delicada situación sanitaria.
La falta de insumos médicos y medicamentos, el deterioro y la inseguridad en
los hospitales, aunado a la presencia de enfermedades que azotan a la
población, son temas tratados por el régimen con total hermetismo y prohibida
la divulgación de los hechos por parte de los galenos y los medios de
comunicación. La libertad de opinión en Venezuela agoniza azotada por una plaga
represiva, contagiosa y enfermiza llamada revolución.
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