Monday, May 16, 2016
ANDREW JACKSON Y EL SENDERO DE LÁGRIMAS
En contadas ocasiones la historia absuelve a personajes públicos cuando estos ejecutaron gestiones de dudoso comportamiento. Después de muchos años, la sociedad que glorificó a Andrew Jackson le pasará factura sustituyéndolo por una afroamericana en el anverso del billete de veinte dólares y ubicándolo en el revés del papel moneda. Esta medida del Departamento del Tesoro ha creado una intensa polémica entre los que defienden la labor del otrora abogado, militar y político y los que ofrendan un justo reconocimiento a una abolicionista y portavoz del derecho al voto de las mujeres. Harriet Tubman quien reemplazará a Jackson estructuró una arriesgada red de traslado de afroamericanos, hacia los estados norteños y Canadá, para que conquistaran la preciada libertad. El conjunto bien organizado de personajes y medios para lograr este fin se conoció como el “Ferrocarril Clandestino” y en dicha estratagema los guías anónimos eran conocidos como conductores y las paradas en la larga y peligrosa vía, estaciones.
En el lado opuesto de la historia nos encontramos con Jackson, un esclavista propietario de cultivos de algodón, gobernador de Florida y séptimo presidente de los Estados Unidos, quien durante su mandato firmó la Ley de Remoción, que desplazó violentamente a miles de americanos nativos a reservaciones enclavadas en el oeste. Esta inexcusable ley permitió a los colonos blancos, ocupar tierras ancestrales y forzar a los aborígenes a abandonar sus dominios y morir en el insoportable peregrinaje por falta de comida, albergue y condiciones climáticas; los nativos bautizaron este genocidio como “el camino donde nosotros lloramos”.
Pensamos que el país debe secar esas dolorosas lágrimas y honrar a los primeros pobladores, emitiendo una nueva moneda de papel con el rostro de un aguerrido jefe tribal.
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