En Cuba los tiempos
cambian, un lento aire de tardía reforma con fuerte aroma a represión, sopla
por el mal llamado mar de la felicidad. Los Rolling Stones, la legendaria banda
británica de rock estará próximamente en la isla para ofrecer un concierto gratuito.
El término “rolling stone” se puede
traducir como una piedra o canto rodante y puede significar la vida de una
persona sin responsabilidades ni rumbo fijo. A nivel musical el cantante de blues
Muddy Waters, el poeta y músico Bob Dylan y la agrupación The Temptations,
entre otros, interpretaron canciones sobre ese tema. Durante décadas la dictadura cubana ha satanizado
el rock por motivos ideológicos, ese producto considerado imperialista y decadente
fue perseguido ferozmente y sus clandestinos seguidores fueron víctimas de
ejemplarizantes represalias. A diferencia de aquellos tiempos, esta vez el
régimen pondrá alfombra roja, “las majestades satánicas” tomarán por asalto el
escenario, el público enardecido pedirá las canciones censuradas durante años y
los medios reseñarán con lujo de detalles el espectáculo. Al siguiente día las
autoridades desmontarán la tramoya y los satisfechos espectadores volverán al
infierno a reanudar el cotidiano rebusque de alimentos.
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