Caracas, la ciudad que en
otro tiempo fue una metrópoli acogedora, se encuentra en estos momentos tomada
por el hampa, la llamada Sultana del Ávila se ha convertido en el lugar más
peligroso del mundo. No hay un punto en la capital venezolana que se salve de
la acometida impetuosa de la delincuencia, tanto las elegantes urbanizaciones
como los humildes barrios sufren el acoso de poderosas bandas armadas. Los
criminales mantienen al pueblo en jaque, atracando y asesinando en calles, transporte
público y centros comerciales. Los fines de semana son tantas las victimas que
la morgue no se da abasto para almacenar los cadáveres. Como respuesta a este
azote, el incompetente régimen anuncia con bombos y platillos una misión mal
llamada “A toda vida”, un desahuciado plan que pretende garantizar la paz y
convivencia ciudadana. Cuanto más la violencia aumenta, las pacificadoras autoridades
arman a malhechores leales a la revolución, lo cual nos hace pensar que en
Caracas, la ciudad sin ley, el chavismo capitaliza al crimen organizado.
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