Desde hace años el
régimen venezolano venía cocinando a fuego lento una receta sumamente
peligrosa. En el interior de ese artefacto que tiene la virtud de cocer rápido
los alimentos, el socialismo de este siglo ha mezclado corrupción,
desabastecimiento, inseguridad, represión, narcotráfico y otros explosivos
ingredientes. A medida que el tiempo de cocción transcurre, Maduro, el
intolerante chef, ha aumentado progresivamente la llama de la hornilla, sin
percatarse que el descontento popular crece. Pareciera que el inexperto
cocinero no ha leído el manual de seguridad que acompaña a la olla y con
discursos encendidos aumenta la flama sin colocar la válvula de seguridad que
pudiese controlar el descontento que se guisa en el país. Esa gran olla de
presión que se llama Venezuela está a punto de explotar, esperamos
fervorosamente que el efecto de su onda expansiva no hiera de muerte a
inocentes ciudadanos.
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