La furia de los diputados oficialistas en el parlamento venezolano llena de sombras el pacífico ejercicio legislativo que debe prevalecer en una democracia. Diosdado Cabello, su presidente, nunca está conforme con la coacción que ejerce en nombre de su autoridad, su frenético exceso lo emplea para prohibirle a la oposición el derecho de palabra, expulsarlos de las comisiones de trabajo y amenazarlos con suspenderles el sueldo, hasta que reconozcan a Nicolas Maduro como presidente. El atropello de la bancada revolucionaria subió a planos superiores durante una discusión sobre créditos adicionales, los intolerantes haciendo uso de la violencia, agredieron salvajemente a Julio Borges, María Corina Machado, Ismael Garcia y Nora Bracho. Vulgaridades, empujones, puños y puntapiés fueron lanzados brutalmente para tratar de acallar las voces que representan un sector de los ciudadanos. Para lograr el perverso objetivo, cerraron las puertas para que no pudieran escapar de la cruel paliza, que las cámaras del circuíto televisívo no sacaron al aire, para que no quedara constancia del ensañamiento de los verdugos. El ponente de turno no detuvo la exposición, Cabello con mirada complaciente y sonrisa perversa no llamó a la calma, evidentemente disfrutaba lo que estaba ocurriendo en el recinto. Un teléfono celular captó la grotesca escena, que rápidamente fueron volcadas en la red como testimonio del feroz ataque. Los agredidos no se amilanan, saben que el camino que se avecina será más tortuoso, de nada valen las amenazas y crueles acciones de las que fueron víctimas, ellos regresarán con más fuerza para seguir batallando por la preciosa libertad. Desde la tribuna que les otorgó el pueblo, estos valerosos diputados seguirán portando el verbo encendido como escudo contra la violencia, esa filosa arma de peligrosa envergadura y baja calaña, utilizada por aquellos que no tienen la razón.
Monday, May 13, 2013
VIOLENCIA EN LA ASAMBLEA NACIONAL
La furia de los diputados oficialistas en el parlamento venezolano llena de sombras el pacífico ejercicio legislativo que debe prevalecer en una democracia. Diosdado Cabello, su presidente, nunca está conforme con la coacción que ejerce en nombre de su autoridad, su frenético exceso lo emplea para prohibirle a la oposición el derecho de palabra, expulsarlos de las comisiones de trabajo y amenazarlos con suspenderles el sueldo, hasta que reconozcan a Nicolas Maduro como presidente. El atropello de la bancada revolucionaria subió a planos superiores durante una discusión sobre créditos adicionales, los intolerantes haciendo uso de la violencia, agredieron salvajemente a Julio Borges, María Corina Machado, Ismael Garcia y Nora Bracho. Vulgaridades, empujones, puños y puntapiés fueron lanzados brutalmente para tratar de acallar las voces que representan un sector de los ciudadanos. Para lograr el perverso objetivo, cerraron las puertas para que no pudieran escapar de la cruel paliza, que las cámaras del circuíto televisívo no sacaron al aire, para que no quedara constancia del ensañamiento de los verdugos. El ponente de turno no detuvo la exposición, Cabello con mirada complaciente y sonrisa perversa no llamó a la calma, evidentemente disfrutaba lo que estaba ocurriendo en el recinto. Un teléfono celular captó la grotesca escena, que rápidamente fueron volcadas en la red como testimonio del feroz ataque. Los agredidos no se amilanan, saben que el camino que se avecina será más tortuoso, de nada valen las amenazas y crueles acciones de las que fueron víctimas, ellos regresarán con más fuerza para seguir batallando por la preciosa libertad. Desde la tribuna que les otorgó el pueblo, estos valerosos diputados seguirán portando el verbo encendido como escudo contra la violencia, esa filosa arma de peligrosa envergadura y baja calaña, utilizada por aquellos que no tienen la razón.
Saturday, May 4, 2013
LA INQUISICION EN VENEZUELA
La represión recrudece y se adueña a pasos agigantados de todos los rincones de la patria de Bolivar. Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, en nombre del Libertador, se erigen como supremos inquisidores generales. En sus manos está la oprobiosa tarea de atacar y desmantelar las tendencias de pensamiento, posturas políticas y organizaciones, que según ellos socaven la integridad de la revolución. El objetivo primordial del madurismo es eliminar del tablero político a Henrique Capriles, inhabilitarlo politicamente acusándolo de fomentar el desorden y de afectar la estabilidad del país. En medio de esta vorágine surge la figura de Iris Varela, ministra para Asuntos Penitenciarios, quien convertida en fiscal y juez inquisidor, sentencia publicamente al lider opositor a colocarlo tras las rejas, ponerle el uniforme de reo y cortarle el cabello, por ser el autor intelectual de la muerte de 8 ciudadanos que participaban en una pacífica marcha exigiendo la auditoria de las elecciones pasadas. A Iris, la comandante fosforito, se le subieron los humos a la cabeza y siguiendo el ejemplo del fallecido comandante supremo, quien en cadenas televisivas condenaba hasta con la pena máxima de 30 años a quien osara diferir de su pensamiento y acción, afirmó de manera alterada, que le tiene una celda lista a Capriles para que purge sus crímenes, rescinda de sus pensamientos facistas y se rehabilite del consumo de estupefacientes de los cuales,según ella, es adicto.
La inquisición venezolana persigue con la misma intensidad a dirigentes y manifestantes opositores, valerosos estudiantes han sido salvajemente golpeados, humillados y encerrados con presos comunes, exponiéndolos a maltratos y violaciones. El madurismo, en su cacería de brujas, está utilizando las redes sociales para denunciar, incluso de manera anónima la presencia de herejes en los barrios, puestos de trabajo, instituciones educativas y sindicatos. “Denuncia al traidor de la patria”, es el nombre de esta delicada y peligrosa página en Facebook que busca fichar a aquellos ciudadanos que discrepan, para negarles posteriormente los derechos que les corresponden.
La inquisición está en marcha, Venezuela sufre en carne propia el desmedido avance opresor, a Henrique Capriles quieren obligarlo, al igual que lo hicieron con Galileo Galilei, a que se retracte de sus creencias. La crisis se agudiza y el miedo acecha, como la resistencia no desmaya, los verdugos le dan una vuelta más al torniquete. Los hechos aquí expuestos no tienen nada de ficción y cualquier parecido con personajes de la inquisición en Cuba, son reales y extremadamente dañinos.
Wednesday, May 1, 2013
OPRESION EN VENEZUELA
Se veía venir, Nicolas Maduro, asesorado por la inteligencia cubana, radicaliza el panorama político-social venezolano. Ya no existen términos medios, a la disidencia hay que arrancarla de raíz, aplastarla y despues de marchita enterrarla en oscuros calabozos. Los derechos de los ciudadanos representan un peligro latente para las malsanas intenciones del oficialismo y como la serpiente se mata por la cabeza, ya cocinan un sucio expediente contra Henrique Capriles, el demócrata que amparado por la ley exige respeto para la voluntad del soberano. Pensabamos que para sacar a Capriles del camino político utilizarían la manida táctica de sembrarle un sumario por corrupción administrativa, no, la maniobra para enjuiciarlo públicamente como escarmiento por atreverse a exigir el recuento de los votos es otra. Maduro, con el apoyo de los serviles canales irregulares que imparten justicia, busca procesar a Capriles por incitar a la rebelión, auspiciar el desorden ciudadano y el cierre de vías públicas. No contento con tan absurdo y desproporcionado castigo, lo amenaza con no permitirle retomar la gobernación obtenida por la vía democrática.
Diosdado Cabello, el número dos al mando, en un retorcido y malintencionado recurso, le prohibe a los diputados de la oposición ejercer sus funciones en la Asamblea Nacional, hasta que no reconozcan a Maduro como presidente.
En los manejos de este sombrío gobierno opresor, no podía faltar la presencia del desaparecido comandante supremo, Cabello afirmó sin ningún tipo de rubor, que Chávez actuaba como catalizador, abortando las ideas demenciales que ellos sugerían para eliminar a la oposición. Convencidos estamos que al gozar este maléfico duo radical de patente de corso y de los tenebrosos oficios de los Castro, implementaran a su antojo, drásticos y lacerantes procedimientos represivos contra la oposición. Ante la presencia de estos locos sueltos, necesitamos urgentemente camisas de fuerza, doblemente reforzadas, que puedan contener la ira esquizofrénica de estos orates que azotan a ese compungido manicomio que se llama Venezuela.
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