Wednesday, May 7, 2014

LOS MOTORIZADOS DEL APOCALIPSIS



El sonido de las ollas y sartenes golpeados con energía desde los balcones anuncian que la protesta pacífica comenzó. A este toque de diana van sumándose progresivamente el resto de las amas de casa que habitan en la comunidad. Los estudiantes, preparados para defender con honores las tesis de pregrado, alistan cuidadosamente sus nuevos útiles escolares, un escudo protector hecho de una tapa de metal oxidado, un frasco contentivo de vinagre para prevenir las lágrimas, un pañuelo tricolor y guantes para devolver miles de bombas lacrimógenas manufacturadas en Brasil. Todo está preparado para reclamar con brío la libertad secuestrada y denunciar sin miedo la galopante opresión en Venezuela. Al cacerolazo se une de repente el rugido de motocicletas, la barriada conoce ese aterrorizante ruido, la gente sabe que se aproximan, cual jinetes del apocalipsis, los pandilleros asalariados del régimen, criminales organizados, delincuentes ponderados por la revolución. Amparados por la guardia nacional, estas bandas paramilitares irrumpen en la escena sembrando muerte, disparan a diestra siniestra, los tiros van directo a la cabeza de los manifestantes. El pillaje empezó, queman, roban, golpean, violan, tienen patente de corso, son intocables pues gozan de la malévola impunidad gubernamental. La resistencia no claúdica, desde las precarias barricadas el bravo pueblo resiste, no teme morir pues defiende valerosamente sus derechos cercenados por un tambaleante régimen.

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