En la comunista Corea del Norte, que paradójicamente se autodenomina república democrática, los derechos humanos brillan por su ausencia. La represión y la hambruna deambulan por las calles tomadas de la mano, mientras la cúpula del partido vive en la opulencia y desafía con sus pruebas nucleares la paz y la seguridad mundial. Recientemente Hion Song-wol, cantante pop de un reconocido grupo musical, desapareció de los escenarios para siempre. La vocalista estuvo unida sentimentalmente a Kim Jong-un, el hombre fuerte de ese país e hijo menor del finado dictador Kim Jong-il. La artista era reconocida por ejecutar nostálgicas melodías tradicionales y canciones patrióticas, en las cuales elogiaba al lider soberano, al gobierno y al trabajo colectivo. La interprete de preciosa voz, delicadas maneras y elegante porte, fue fusilada junto a los integrantes de la orquesta, acusados de realizar videos pornográficos. Como los básicos derechos de expresión e información estan cercenados en ese país, no se conocen a ciencia cierta los detalles de esta matanza, pero entre los inocuos videos de la interprete, hay uno que se supone fue la causa del fusilamiento. La artista bailó una melancólica canción titulada “Aloha Oe”, popularizada por Elvis Presley, vestida con una malla blanca y roja, de la cual no se despojó y al finalizar la danza levantó su pierna derecha hasta la altura de la cabeza. Imaginamos que ese paso, usual en una rutina de baile, sacudió la ira antimperialista del farandulero jefe supremo y los celos de su actual esposa Ri Sol-ju, exintegrante del grupo musical masacrado. Mientras esto ocurría, el misionero cristiano estadounidense Kenneth Bae cumple una injusta condena de 15 años de trabajo forzado, por haber intentado introducir ilegalmente al país literatura evangelística; peligroso material incendiario para un régimen que mancilla a diario la justicia, la paz y la libertad.
Friday, October 18, 2013
LOS DERECHOS HUMANOS EN COREA DEL NORTE
En la comunista Corea del Norte, que paradójicamente se autodenomina república democrática, los derechos humanos brillan por su ausencia. La represión y la hambruna deambulan por las calles tomadas de la mano, mientras la cúpula del partido vive en la opulencia y desafía con sus pruebas nucleares la paz y la seguridad mundial. Recientemente Hion Song-wol, cantante pop de un reconocido grupo musical, desapareció de los escenarios para siempre. La vocalista estuvo unida sentimentalmente a Kim Jong-un, el hombre fuerte de ese país e hijo menor del finado dictador Kim Jong-il. La artista era reconocida por ejecutar nostálgicas melodías tradicionales y canciones patrióticas, en las cuales elogiaba al lider soberano, al gobierno y al trabajo colectivo. La interprete de preciosa voz, delicadas maneras y elegante porte, fue fusilada junto a los integrantes de la orquesta, acusados de realizar videos pornográficos. Como los básicos derechos de expresión e información estan cercenados en ese país, no se conocen a ciencia cierta los detalles de esta matanza, pero entre los inocuos videos de la interprete, hay uno que se supone fue la causa del fusilamiento. La artista bailó una melancólica canción titulada “Aloha Oe”, popularizada por Elvis Presley, vestida con una malla blanca y roja, de la cual no se despojó y al finalizar la danza levantó su pierna derecha hasta la altura de la cabeza. Imaginamos que ese paso, usual en una rutina de baile, sacudió la ira antimperialista del farandulero jefe supremo y los celos de su actual esposa Ri Sol-ju, exintegrante del grupo musical masacrado. Mientras esto ocurría, el misionero cristiano estadounidense Kenneth Bae cumple una injusta condena de 15 años de trabajo forzado, por haber intentado introducir ilegalmente al país literatura evangelística; peligroso material incendiario para un régimen que mancilla a diario la justicia, la paz y la libertad.
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