En honor a Hugo Chávez, el comandante supremo y al libertador Simón Bolívar, Nicolas Maduro anunció la creación de un viceministerio con el fin de lograr el máximo bienestar del golpeado pueblo venezolano. Con dicha maniobra demagógica, el mandatario piensa socorrer a los desamparados, ancianos, incapacitados y menores de edad. Es de hacer notar que la felicidad no se decreta, que es un derecho constitucional no selectivo que ampara a todos los ciudadanos por igual. En la Constitución Federal venezolana del año 1811, en el capítulo dedicado a los derechos del hombre en la sociedad, queda claramente asentado que el objeto de la sociedad es la felicidad común y que el gobierno debe lograrla protegiendo las facultades físicas y mentales, aumentando la esfera de los goces y de manera especial procurando el más justo ejercicio de los derechos. Igualmente en la Constitución de Venezuela de 1830, 1858 y en las subsiguientes, era un deber promover la felicidad general. Para el chavismo la mayor suma de felicidad para el pueblo se asegura construyendo el socialismo bolivariano del siglo 21, como alternativa al capitalismo salvaje. Para el ciudadano de a pie la felicidad consiste en llegar sano y salvo al hogar, la fortuna es poder expresarse libremente, la satisfacción está en que la inflación deje de galopar y que cese la corrupción, la ventura es conseguir comida y un rollo de papel sanitario. La felicidad, según Gandhi, se alcanza cuando lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace, están en armonía. El chavismo pretende que el pueblo venezolano navegue por el mismo mar de la felicidad que navega el pueblo cubano desde 1959.
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