Los ilustres comisionados del Condado Miami-Dade, esos abnegados servidores públicos que se trasladan en lujosos vehículos oficiales con aire acondicionado y chofer; haciendo uso de sus atribuciones administrativas, acaban de aprobar el aumento de la tarifa del transporte público en el nuevo presupuesto del año fiscal 2013-2014. Los ediles justifican la medida por ser el servicio una costosa opción de movilización colectiva y porque la tarifa no habia sido aumentada desde el año 2008. No obstante la resolución avalada entre gallos y media noche por la insigne cámara municipal, afecta de manera directa el presupuesto de familias trabajadoras de bajos recursos. Los desprotegidos usuarios, quienes esperan pacientemente las unidades bajo un clima severo y deben realizar la mayoría de las veces diversas transferencias para poder llegar a tiempo a sus sitios de trabajo, son los más perjudicados con esta medida. El alza que entró en vigor el primero de octubre es un golpe bajo a una clase inmersa en un exiguo mercado laboral, con salarios no siempre bien remunerados y con serias dificultades para cubrir sus compromisos vitales. En esta comarca no es nada extraño que los ajustes en el presupuesto, tiendan a desfavorecer a los ciudadanos de a pie. Habitual es que para nivelar la partida, el ayuntamiento busque imponer drásticas medidas como el aumento de impuestos o recortes de los valiosos servicios prestados por la policía, los bomberos y las bibliotecas. Bajo copiosa lluvia o candente sol, esperaremos angustiados que el próximo autobus fiscal ruede exento de nuevos aumentos tributarios.
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